Por Xosé Luís Rivera Jácome, Head of International Relations for the CIG
No cabe duda de que la Negociación Colectiva es el principal instrumento con el que cuenta la clase trabajadora para hacer frente a las políticas neoliberales que, con el pretexto de la crisis, se vienen aplicando desde hace ocho años, con drásticos recortes que afectaron, esencialmente, a las clases populares y más desfavorecidas: supresión y privatización de servicios públicos esenciales, precarización del empleo, tanto en los salarios como en las condiciones de trabajo, mayor desempleo (ocultado con cifras propagandísticas de nuevos contratos que, la mayoría, son de menos de 6 días al mes), reformas laborales en contra de los/as trabajadores/as, pérdida de derechos laborales y sindicales, mayor desigualdad, precariedad y cuotas de pobreza, y hasta pérdida de derechos civiles, criminalizando la legítima protesta y respuesta social, con sanciones, represión sindical y condenas para activistas sindicales.
En Galicia, los datos son concluyentes:
• Pérdida de población activa en 2016.
• 153.000 jóvenes menos desde que se inició la crisis.
• El número de empleos perdidos en los últimos ocho años supera los 160.000 puestos de trabajo, afectando, sobre todo, a menores de 34 años, entre los que la caída do empleo fue de 150.000 personas.
• 13,6% de la población ocupada está ya en modalidad de contratación a tiempo parcial.
• 35% de los contratos, en el último año, son de una semana de duración.
• Según la EPA (Encuesta de Población Activa), en 2016 hubo un incremento de la ocupación justo “en los sectores paradigma de la explotación laboral y de las nuevas realidades de precariedad que existen en el mundo del o trabajo, como los falsos autónomos, un colectivo que se incrementó en un 8,2% y que son trabajadores/as por cuenta ajena, a los que se les obliga a convertirse en autónomos, no para mejorar su calidad de vida, sino para deteriorar sus condiciones salariales y de trabajo y para que sean más sumisos a la hora de aceptar lo que le marquen las direcciones de las empresas.
• El peso de las rentas del trabajo en el PIB gallego descendió un 3,4%, mientras las rentas del capital incrementaron su peso un 1,5%.
• Incremento de la presión fiscal sobre la población asalariada en los impuestos directos en un 2% y “de una forma incalculable” en los indirectos.
• Alarmante la cifra de 185.000 personas con ingresos brutos inferiores a la mitad del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) y con unos ingresos medios de 1.862€ al año.
• El colectivo de trabajadores/as que ingresan menos de la mitad del SMI es del 18,1% y el colectivo que no alcanza ingresos anuales iguales al SMI es de casi el 31% del total.
Negociación Colectiva y movilización.
Para revertir esta situación, es necesario utilizar la fuerza del trabajo, como instrumento de presión de las justas demandas, ante unas patronales que se sienten cómodas con esta precariedad y furete demanda de cualquier tipo de empleo. Por eso resulta esencial que, junto a la negociación colectiva, se movilicen los trabajadores y trabajadoras, para recuperar los derechos que les fueron robados en estos últimos años. Y, también por esto, consideramos esencial reforzar el ámbito de negociación colectiva autonómico o provincial (independientemente de los convenios estatales de referencia), por proximidad y mayor implicación en la negociación del personal afectado. Las cifras reflejan claramente que tanto el ámbito estatal, como el de empresa, benefician a las patronales, en el primer caso, por la escasa participación de los trabajadores y trabajadoras en la negociación, y en el segundo, por las presiones directas que las patronales ejercen sobre los/as representantes encargados/as de negociar.
Solo así, con negociación y movilización, será posible conseguir la recuperación de unas condiciones y salarios dignos. La experiencia nos lo demuestra. Tenemos suficientes ejemplos de movilizaciones y huelgas en toda Europa de que contra este capital solo es posible enfrentarse plantándole cara con nuestras armas. En Galicia también lo hemos comprobado. Todos los acuerdos que se consiguieron en este último año fueron como resultado de intensas movilizaciones por parte de los trabajadores y trabajadoras: huelga de las trabajadoras de Bershka contra una poderosa patronal como Inditex, huelga en el sector del transporte público, en las empresas auxiliares del sector naval, en las empresas de telemárketing, en Ferroatlántica, en el sector del Metal, la sanidad, la enseñanza, la administración de justicia,…Solo con la firme protesta del personal afectado, y el apoyo sindical, poniendo los recursos necesarios, fue posible conseguir acuerdos razonables para la clase trabajadora. Y esta debe ser la línea a seguir para el año que comienza, tanto a nivel local, como en el marco europeo, pues son los propios estados (casi todos) de la UE y las empresas transnacionales los que propician esta situación y, en consecuencia, también debemos las organizaciones sociales unir nuestras fuerzas para hacerle frente.