Por Sebastian Franco (Alter Summit)
El mensaje de los jóvenes es claro: no tiene sentido ir a la escuela si el futuro de las nuevas generaciones se ve comprometido por el calentamiento global. Por lo tanto, debemos actuar inmediata y enérgicamente.
Este mensaje aparentemente simple puso a la defensiva a los poderosos de este mundo: instituciones, empresas y partidos políticos tuvieron que justificar su (in)acción y decir, por supuesto, que están comprometidos con la ecología.
¿Se traducirá en acciones? Esto dependerá de la capacidad del movimiento para mantener la presión en las calles y en la opinión pública.
Lo que esta movilización de los más jóvenes demuestra es que la cuestión climática se ha convertido en la bandera de una nueva generación. Gracias a su movilización, se ha dado un paso para hacer de la protección del clima un nuevo sentido común; "nada es más poderoso que una idea cuyo momento ha llegado", dijo Víctor Hugo.
Si bien es cierto que la mayoría de los manifestantes se han movilizado en los países europeos (y en los países ricos en general), la lucha contra el cambio climático no es sólo para los jóvenes occidentales. Desde hace tiempos, en los llamados países del sur, el combate ecológico ha sido una lucha diaria de las poblaciones más marginadas para preservar el territorio, el agua, el aire; en definitiva, la defensa de la vida contra la violencia de la explotación de los recursos. La combinación de estas luchas dará a la cuestión del clima una fuerza política más fuerte y hará de la cuestión ecológica el proyecto de transformación social que tanto necesitamos, aquí y en otros lugares.
Más informaciones sobre las movilizaciones
https://www.fridaysforfuture.org/