La Caravana de los sin-papeles, refugiados y migrantes: una lección política

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La semana de acción de la Caravana de los sin-papeles y refugiados que tuvo lugar entre el 20 y el 28 de junio de 2014 en Bruselas ha sido un acontecimiento sin precedentes. De hecho han sido cerca de 500 sin-papeles, refugiados, migrantes y simpatizantes (con una gran mayoría de migrantes) quienes se han reunido durante una semana con acciones y debates, paralelamente a la cumbre de jefes de estado que abordaban cuestiones migratorias europeas.

La Caravana obtuvo la participación de sin-papeles, refugiados y migrantes venidos de Alemania, Italia, Francia y Países Bajos pero también de delegaciones tunecinas, marroquíes, y de otros países. Todas estas personas dieron muestras de gran determinación al enfrentarse a las leyes de la Europa fortaleza para llegar hasta Bruselas, lo cual es una victoria en sí misma.

En el programa de la semana, manifestaciones y concentraciones sobre el tema de las migraciones: concentraciones delante de las embajadas alemana, neerlandesa e italiana; acciones simbólicas ante las sedes de las cúpulas institucionales y privadas de las políticas belicistas (OTAN, lobby del armamento) y económicas de la UE. Estas acciones han permitido sacar a la luz las causas y consecuencias de las políticas migratorias en varios ámbitos: políticas económicas, políticas exteriores, políticas sociales... A esta presencia en la calle se añadieron encuentros políticos con el fin de organizar el movimiento y de considerar su continuidad.

La falta de organización y algunos conflictos internos (sobre todo entre los simpatizantes, ya que los migrantes han mostrado una gran unidad), no permitieron avanzar lo suficiente sobre puntos esenciales y sobre las demandas concretas de los participantes. Se pueden resaltar los pocos contactos políticos realizados, una falta de comunicación con el gran público y el poco tiempo dedicado a los debates sobre el futuro del movimiento.

A pesar de esos fracasos, Bruselas tuvo la oportunidad de acoger un acontecimiento político de envergadura. En efecto, la presencia mayoritaria de sin-papeles, refugiados y migrantes (y los lazos que se tejieron allí) permitió hacer aflorar una voz propia, unas propuestas, unas elecciones, una consciencia. Porque si bien los participantes quieren una solución justa a su situación administrativa (regularización, papeles para todos), ahora las reivindicaciones del movimiento van mucho más allá de esta petición:

  • Alto a las políticas belicistas de la Unión Europea y de sus Estados miembros, que destruyen a diario vidas y países de donde proceden los migrantes.
  • Alto a las políticas económicas neocoloniales que siguen saqueando las riquezas de los países del Sur: reconocimiento y reparación.
  • Alto a la instrumentalización de los inmigrantes como chivo expiatorio de los males de la sociedad europea.
  • Por una sociedad de igualdad y de justicia social y por la unidad entre todos les explotados de Europa y de cualquier otra parte.

Por lo tanto, lo que se expuso allí fue una conciencia de clase y un análisis claro de los mecanismos de opresión, instituidos desde hace decenios (¡cientos de años!) por Europa para enriquecerse a costa de los explotados.

Esa fue la gran victoria y las estupendas enseñanzas de esta semana intensa.

Los ausentes, las preguntas

Esta profunda conciencia colectiva es el resultado de 20 años de luchas encarnizadas para conseguir papeles, a diario, en las calles y barrios desheredados de nuestras grandes metrópolis, frente a los ministerios, para reivindicar el derecho a vivir dignamente. Una conciencia política autónoma, forjada a base de luchas, de fracasos y éxitos, pero también de luchas fratricidas y de aislamiento político.

En efecto lo que también se constató en Bruselas fue la ausencia de los demás actores del movimiento social.

Esta ausencia no es nueva; un análisis de los movimientos de sin-papeles y refugiados de los últimos años, y de los militantes activos, bastaría para demostrarlo. Los movimientos de sin-papeles y refugiados disponen de muy pocos apoyos políticos, en particular de las grandes organizaciones del movimiento obrero. Reivindicaciones maximalistas, un contexto político difícil, una agenda sobrecargada, son los argumentos que justifican esta distancia. Se reprocha al movimiento de los sin-papeles y refugiados unas demandas demasiado administrativas (papeles) o que pondrían en peligro nuestra seguridad social (libertad de circulación y de instalación).

Sin embargo, en esta Europa que se hunde cada día un poco más en la crisis económica, y con unas soluciones chovinistas y racistas, el discurso llevado por el movimiento de los sin-papeles es fundamental. Es hoy en día esencial analizar Europa en su conjunto. Políticas de austeridad por un lado, y políticas de libre mercado, belicistas y neocoloniales por el otro, son las dos caras de una misma moneda. Y hoy es el movimiento de los sin-papeles, refugiados y migrantes quién lo plantea, lo articula y lo expresa con claridad. Y este discurso debe ser escuchado e integrado por los movimientos que intentan hoy construir una alternativa a las políticas de salida de la crisis impuestas por la UE.

No se pueden combatir las políticas belicistas prescindiendo de quienes reciben bombas a diario. No se puede combatir el fascismo prescindiendo de quienes lo sufren con más violencia. No se pueden combatir las políticas de austeridad prescindiendo de quienes las viven a diario desde hace decenios.

¡Solamente juntos, movimientos sociales y militantes de aquí y allá a partir de las bases, conseguiremos luchar contra esas políticas que nos oprimen a todos y todas!

Sebastian Franco, agosto 2014