Por USO
Los repartidores que desempeñan este trabajo freelance esporádico a través de app que implica pequeños encargos, lo hacen para plataformas que han invadido la web como Ubereats, Deliveroo, Foodora, entre otras. En su mayoría jóvenes, son varios miles de repartidores quienes recorren nuestras ciudades todos los días y noches para llevarnos las pizzas, los sushis o los paquetes encargados en Amazon.
Algunos tienen la suerte de tener contratos de empleo, pero la gran mayoría de estos actores móviles de la economía son falsos autónomos, es decir, que se les puede despedir de la noche a la mañana sin motivo, y tienen que asumir ellos la gestión de su empleo y pagar los impuestos y las contribuciones de Seguridad Social sobre su escaso salario, si bien dependen muchas veces de un único empleador para sobrevivir. Muchos de ellos, son inmigrantes con escaso dominio del idioma que, generalmente, no conocen sus derechos y suelen estar dispuestos a aceptar cualquier cosa con tal de tener trabajo.
Estos repartidores reciben sus órdenes por mensajes en sus teléfonos. No tienen ningún contacto con sus empleadores; cuentan con bajos salarios, basados muchas veces en una tarifa por entrega, y que se han venido reduciendo en los últimos tiempos. . Aprovechando la falta de protección jurídica y sindical de sus empleados, las multinacionales han elegido esta solución en varios países para mantener su margen de beneficio a pesar de la competencia.
A pesar de todos los obstáculos, los repartidores están consiguiendo organizarse, desarrollando estrategias para entrar en contacto con sus compañeros, formando redes y colectivos, organizando huelgas y concentraciones y sensibilizando al gran público en su lucha por salarios y condiciones de trabajo decentes.
Asamblea Riders for Rights
La primera jornada de la Asamblea se centró en la definición de las reivindicaciones de los repartidores. La primera es salarial: quieren salarios decentes. Muchos de ellos también desean ser reconocidos como empleados, aunque son conscientes de que, por ejemplo, los inmigrantes necesitan poder trabajar como autónomos, así que reivindican la posibilidad de elegir su estatus. Quieren que se reglamente el ejercicio de su profesión para disfrutar de protección social y laboral.
Durante la segunda jornada, se organizó un grupo de trabajo para estudiar las formas de colaboración posibles con las organizaciones sindicales. Aunque ellos valoran de forma muy positiva la acción directa, los jóvenes trabajadores precarios tienen muy claro que la negociación colectiva es una herramienta imprescindible para establecer y luego defender sus derechos a largo plazo. Sin embargo, no están dispuestos a dejar que las organizaciones sindicales los incluyan en las estructuras existentes y se encarguen de su defensa. Quieren seguir liderando ellos la lucha por sus derechos, incluso si necesitan el apoyo de los sindicatos. Por ejemplo, necesitan espacios donde poder reunirse y el asesoramiento de expertos sindicales para mejor organizarse y articular la defensa de sus derechos.
En el transcurso de la asamblea se han intercambiado también algunas buenas prácticas, como la fundación del primer sindicato de repartidores en la ciudad de Burdeos por la Confederación General del Trabajo (CGT) francesa y, también, estrategias específicas de comunicación que pueden desplegar los sindicatos para entrar en contacto con ellos.
La USO se felicita de estas iniciativas que acometen varios de los grandes retos de nuestros días: acercar a los jóvenes a las organizaciones sindicales y construir nuevos modelos de organización que incluyan a los trabajadores precarios y eventuales del nuevo mundo laboral digitalizado.